Laura Camila Rosales Gómez
No sé qué me emociona más. Si el
hecho de que después de dos meses vaya a volver a ver jugar a la Selección
Colombia, si se va a ir el sinsabor de una eliminación injusta del mundial de
fútbol de Brasil 2014, si era gol de Yepes o el regreso de Falcao García a las
chanchas con la camiseta tricolor. Solo sé que en menos de 36 horas comenzará
una revancha digna de ser contada en la Ilíada de Homero.
La expectativa es alta, pues 23
héroes vestidos de amarillo, azul y rojo corriendo detrás de un balón en los
imponentes estadios brasileros, comandados por ´Don José´ y su tropa; dejaron
en lo más alto el nombre del fútbol colombiano, que después de 16 años regresó
con una entrada triunfal. Pero en medio de tanta alegría, expectativa y
regocijo ¿será que Colombia dará la talla
este viernes en el amistoso contra la Selección de Brasil?
Los colombianos hemos idolatrado
al director técnico José Néstor Pekerman (quien ayer cumplió 65 años) y a
cracks como James Rodríguez, poniéndolos por encima de figuras ´tan
importantes´ como nuestro ilustrísimo presidente. Un amor desmedido y una nueva
afición creciente auguran convertir la pasión del fútbol colombiano a una
religión tan grande como la Maradoniana.
A pesar de tener poca objetividad
en el asunto y considerarme hoy en día, y después de tantas glorias, una Hincha Inseparable¸ no sé si el país esté
preparado para perder el gran desquite que nos sacó del mundial, pero que no
nos quitó la ilusión. Pues ha quedado demostrado que celebrar no sabemos y que
así como nos lo enseñó el gran filósofo ´Pacho´ Maturana “perder es ganar un
poco”; entonces si nos ganan igual celebramos e igual la cagamos.
Los bogotanos estamos esperando con
ansias locas que nuestro competentísimo alcalde ponga una ley seca, o un toque
de queda, para que así como en la fiesta del fútbol tan esperado por cinco
lustros y un año, se convierta en una parranda clandestina en donde como dice
Santos “esta tal ley seca no existe”.
Por mi parte llueva, truene o relampaguee;
desempolvaré mi bocina, camiseta y bandera para salir a las calles y ver saciar
mi sed de revancha, que como la mayoría de los colombianos, espera que la
tricolor comandada por el mejor ´10´ del mundo actualmente y con el regreso de
un tigre que espera después de seis meses rugir, haga valer su cuarto puesto en
el ranking de la Clasificación Mundial FIFA y le demuestre a Dunga, Neymar y el
resto de su banda que en Colombia también se habla brasileirinho y que tenemos
buen fútbol para rato.
Queda clara en tu columna que tu visión sobre este partido era de revancha y sabes explicarla con un buen contexto. Como observación, en uno de los párrafos indicas que Colombia estuvo cinco lustros y un año sin clasificación mundialista, lo que traduce 26 años, allí incurres en un error porque fueron 16.
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