martes, 9 de septiembre de 2014

LA NOVELA DE PETRO: ´ENTRE AMORES Y ODIOS´

En Colombia somos altos consumidores de novelas y dramatizados de la televisión. A pesar de esto, parece no ser suficiente que estos programas ocupen gran parte de la televisión nacional, para vivir los verdaderos ´culebrones´ fuera de las pantallas. Si es escribiera una novela de la administración del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, seguramente el nombre más apropiado sería ´Entre amores y odios´, ganando altos puntos en rating nacional en el horario Prime Time.  

Nada comenzó bien. Fue elegido tan sólo con cerca de 720.000 votos, de los más de 3 millones posibles. Lo que hizo que el mandatario de izquierda comenzara con gran parte de oposición en su bancada (hasta de su propia ideología. Después de abandonar el barco del Polo Democrático al ver cómo se hundía con el escándalo del Carrusel de la Contratación, por su antecesor Samuel Moreno).

Como buen politiquero se aprovechó de los más pobres haciendo promesas como: agua gratis para todos, más jardines infantiles para los más pobres y verdadera inclusión de los recicladores con el programa Basura Cero de la capital. Sin embargo, y como en buena novela colombiana, una  serie de eventos desafortunados han hecho que el protagonista de nuestra historia encuentre mil y una peripecias para no llegar a su tan anhelado final feliz.

Y como si fuera poco, cuando pensamos que el villano de nuestra historia -o en otras palabras,  nuestro ilustrísimo procurador “San” Alejandro Ordoñez- el pasado 9 mayo se saldría con la suya destituyendo e inhabilitando del cargo al burgomaestre, con argumentaos tales como: implementar un modelo de aseo por fuera de la ley, entregar licitación para la recolección de basuras sin garantías, asignarle la prestación del servicio de aseo a dos entidades sin ninguna experiencia, recurrir en improvisación y poner en peligro la salud pública de los bogotanos, entre otros; nuestra María la del Barrio bogotana, ¡o perdón! nuestro alcalde, llora, patalea y pelea con uñas y dientes, hasta que vuelve al poder.

Si bien nos gusta que el protagonista siempre tenga un final feliz, los capitalinos ya no saben si Petro es la Betty la Fea, o la Patricia Fernández (más conocida como la Peliteñida) de la administración distrital. Por mi parte se asemeja más a la despampanante rubia, que como a Petro, sólo le faltaron seis semestres para graduarse de la San Marino.
Bogotá está cansada de una administración izquierdista que en diez años no ha hecho nada más que acabar con los cimientos que Antanas Mockus y Enrique Peñalosa habían construido a principios de siglo.

Lo cierto en este caso es que este culebrón, digno de ser titular en las noticias de nuestra farsándula criolla, aún no tiene fin y que entre chiste y chanza entre tanta defensa y pelea de quién tiene más poder entre el Procurador y el protagonista de nuestra historia, por Bogotá se ha hecho poco. Las calles están destruidas, la movilidad se parece un poco más al camino tortuoso hacia el infiero, la seguridad es un periódico de ayer, y estamos llenos de mierda hasta el cuello con las basuras.


Pero tranquilo, porque así como dice mi sabio abuelo “aquí de todo el mundo se raja, pero a nadie se le sostiene”, y de este novelón nos quedan los premios –y no precisamente los Tv y Novelas- sino el Premio de liderazgo climático y ciudad, ETB premio Acceture por innovación, Premio de  Mejores Prácticas Globales en Restauración Ecológica, Premio cultura sostenible concedido por el Foro Global de Asentamientos Urbanos y apoyado por la UNEP, premio por la  Revitalización del Centro Histórico,  Premio Colombiano de Sostenibilidad Urbana y muchos más.
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