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Tomado de Semana.com |
Después de estar envueltos en
tanta mierda política en nuestro país nunca me vi tan interesada en un debate
político como ayer. Y es que no trataba de tramas para robar al país, o hacer
leyes que beneficiasen a unos pocos y mucho menos era ver dormidos a senadores
y congresistas ganando sueldos de lujo. Este era el duelo de los pesos pesados de
la ´para‘ política, o perdón quise decir de nuestros honorablísimos senadores Iván
Cepada y Álvaro Uribe Vélez -que no tuvo nada que envidiarle a las Súper Luchas
de Boxeo de Mayweather contra Maidana el pasado sábado-.
Y es que si esta era la pelea de
boxeo más esperada del año, la del Capitolio también lo fue. Con mano firme y
corazón grande el expresidente, y ahora senador, Uribe dejó la silla vacía de
millones de colombianos que comandados por Cepeda, senador del Polo Democrático,
pidieron una explicación sobre los presuntos nexos del líder del Centro
Democrático con el paramilitarismo y el narcotráfico.
A diferencia del boxeo (que puede
llegar máximo a 36 minutos), el debate duro más de diez horas en donde golpe a
golpe se acusó al expresidente de haber tenido relaciones con el
paramilitarismos y narcotráfico, primero como Gobernador de Antioquia y luego
como presidente de la república.
El primer round llegó como un
golpe seco a la cara del exmandatario. El legislador del Polo habló de las
licencias que la Aeronáutica Civil le otorgó a narcotraficantes durante el
gobierno de Uribe, que según el artículo 1783 del código de Comercio en donde “todas las actividades de aeronáutica civil,
las cuales quedan sometidas a la inspección, vigilancia y reglamentación del
Gobierno”.
Y así como si no hubiera podido
recuperarse, en el segundo asalto sacó los trapitos al sol sobre los contactos con
el exparamilitar Salvatore Mancuso, uno de los creadores de las Autodefensas
Unidas y responsable de más de cien crímenes entre masacres, homicidios y
narcotráfico, y quien actualmente se encuentra preso en una cárcel de Virgina,
Estados Unidos. Del apoyo financiero de Enilse López, alias ´La Gata´, y por si
fuera poco de las siete investigaciones que tiene en la Fiscalía y las 84
denuncias de la Comisión de Acusación, que como raro quedaron en veremos.
Alvarito –como lo llamamos de
cariño- parecía no recuperarse, pero el knock out definitivamente se dio cuando
Ivancito salió con las perlas que tanto amamos en nuestra política colombiana
afirmó que el senador del Centro Democrático estuvo vinculado con la junta directiva
de una empresa perteneciente a Luis Carlos Molina, condenado por el magnicidio
del entonces director del periódico El Espectador, Guillermo Cano.
Así como lo afirma El Tiempo, y
como un vago intento por no caerse al último minuto de la pelea, Uribe replicó “Yo
no fui amigo de Luis Carlos Molina ni hice negocios con él (…) Hay que dejar
las suspicacias sobre una eventual participación mía en el asesinato de
Guillermo Cano. Llamemos las cosas por su nombre; tienen que respetar; yo he
sido un hombre frentero y de combate”, gritó, “no empiecen las investigaciones
a medias”.
¿Respeto? Señor Uribe ¿se osa
usted de hablar de respeto cuando dejó un debate a medias sin responder a
ninguna de las acusaciones que no sólo Cepeda, sino que varios colombianos le
han impugnado y que gracias a sus influencias se han quedado a medias? Respeto
deberíamos pedir nosotros los ciudadanos cansados de una politiquería llena de
corrupción e injusticia. En donde con la excusa de tener la mano firme se han
cometido un sin número de atropellos contra una sociedad invisible para sus
gobernantes.
Así como el knock out que recibió
Uribe ayer en el debate que dejó atónita a la opinión pública, en el país lo
reciben diariamente las miles de personas que por culpa de ratas de cuello
blanco como Alvarito lloran crímenes del narcotráfico y paramilitarismo en
medio de un supuesto proceso de paz. Ya entiendo por qué en Estados Unidos el
boxeo es el deporte mejor pagado y Floyd Mayweather el boxeador más rico del
mundo. Porque así cómo en nuestro país, mientras muchos no tienen con qué comer
estas ratas de alcantarillas, que deberían estar en la cárcel y no en las
páginas de sociales de las revistas, se vuelven ricos a punta de delitos y
corrupción.
Lo más triste del asunto es que
hoy seguramente una noticia más importante servirá como cortina de humo de este
hecho y el Centro Democrático y su líder seguirán siendo ´El Gran Colombiano´.
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